Volver para ver lo que alguna vez no vimos.
Para encontrar en las cosas más chicas, lo inmenso de la vida.
Volver para ver la magia de lo cotidiano, lo fascinante de lo de todos los días.
Volver y frenar. A oler las flores, a bailar descalza.
Volver a dar abrazos más largos, y a reír hasta que nos duela la panza.
Volver a caminar, como si ese paso fuera el primero. Y volver a correr, para encontrarnos con el viento.
Volver para ver, esta vez con el alma, más que con los ojos.